sábado, 15 de agosto de 2009

Cuento Blanco

Un mensaje ecológico

en el día de la tierra

prefacio

Mientras en la ciudad alemana de Heiligendamm a las orillas del Báltico el grupo de los 8 países europeos más industrializados, Japón, Canadá, EE.UU. y las naciones emergentes de Brasil, China, India, México y Sudáfrica. Trataban de llegar a un acuerdo sobre el daño y el deterioro de la excesiva industrialización de sus naciones y las emisiones de gases, sin faltar el inconsulto caso de la guerra fría y los mísiles.


Casualmente ese día (San Salvador 8 de junio de 2007), en nuestro país un ex ministro depredador del medio ambiente era señalado nuevamente en otro atentando contra la naturaleza y su invaluable función de pulmón verde. Esta vez destruyo mas de 23.000 árboles, algunos centenarios, que en mis días de juventud los vi erguidos, majestuosos, sobrios por las tardes en la campiña de las faldas orientales del volcán de San Salvador, y me consta de vistas y oídas que existieron. El ex ministro nuevamente tendrá que enfrentar la ley , ojala que hoy no ponga su salud como pretexto para evitar los procesos judiciales.


Curiosamente ese miércoles 6 de junio sin mucha pompa se celebro “El día de la tierra”, un día para meditar sobre el mal de cada día en nuestra hermosa residencia estelar. La bella esfera en que vivimos, mucho ha cambiado a través de la historia el mapa ecológico y geológico de la tierra. Me imagino que cuando los primeros pobladores de la tierra se trasladaron de un rincón a otro en busca de un mejor clima y de una vida en si. Existían especies, climas ,vegetales y animales que gracias a la presencia del hombre hace muchos años desaparecieron de la faz del universo.


Y sobre este tema que es el más difícil de desenredar al entender que el humano fue el que se introdujo en el medio ambiente, la evolución sugiere que al enfriarse el planea y darse las condiciones adecuadas; primero fueron los océanos, las plantas y las flores y después los grandes dinosaurios hasta llegar a los homos Sapiems o raza humana.


hombre es el ser más destructor y depredador que ha existido sobre la faz de la tierra, el único que destruye por propensión la naturaleza. Ya que la mano divina logro incrustar el instinto de conservación a cada uno de los seres que poblaron la tierra en sus albores, la mayoría de seres vivos, insectos, cuadrúpedos, herbívoros, carnívoros, peces, anfibios, reptiles, etc. tienen costumbres que por puro instinto tratan de no alterar el medio ambiente que les rodea y de esta forma perpetuar su raza y especie. De esta forma la vida se abre paso a través de la vida, ese es el único camino llamado evolución.


La semana del día de la tierra en el 2007 la viví entre los acostumbrados temblores de cambio de estación, un invierno atrasado por la presencia del fenómeno de la niña en nuestra región, la múltiple destrucción del coral en los Cóbanos por la camaronera, las redes artesanales, los agroquímicos, la pesca deportiva furtiva, la deforestación de las montañas entre otros elementos que dañan los arrecifes sonsonatecos, la deportación de tres extranjeros que participaban pacíficamente en una marcha ecológica, el G-8 y el efecto de invernadero, etc.


Pero el jueves 7 de junio fue un día diferente, un día con un acontecimientos que nos sugieren una reflexión y un alto en el camino; un golpe de timón que cambie el rumbo que llevamos en materia de ecología o medio ambiente. En mi casa me impresionó la noticia de la llegada a nuestras costas de un pingüino, y de su muerte horas después. Me puse triste y mi mente exigió representar gráficamente en mi discernimiento el viaje de este despistado animalito y su final trágico.


Llore, solo de imaginarme que el pobre pingüino en busca de una mejor alimentación junto con otros de su especie emprendieron un valiente viaje, ya que el calentamiento global y la contaminación de los océanos que incluye la zona de los polos obligaron a nuestro viajero tomar una corriente que le permitiera arribar a un lugar con un clima templado, donde abundaran los peces, calamares o pequeños crustáceos que sustentarán su dieta alimenticia. Todo por el efecto destructivo de la mano del hombre.


“Pingui” como le bautizaremos a este valiente pingüinito será el personaje de esta fábula, cuento , ensayo o mejor dicho “ un canto a la esperanza...”


En algún lugar del polo sur...

Un imponente manto blanco se extendía entre las planicies formadas por un gran valle de hielo milenario, entre montañas de un color albo cristal, una ráfaga de viento partió mi rostro, el frío calaba hasta los huesos mis pies estaba húmedos y adoloridos, pero mi espíritu aventurero que me llevo hasta allí estaba intacto, una fuerte ventisca empaño mis anteojos protectores por unos segundos, sentía hambre pero no podía alimentarme, mis raciones secas estaban a un punto tan critico que no podía desperdiciar, mi vida dependía de eso de mis pocas provisiones, en el polo no hay lugar para lujos, la vida aquí no puede ser mas que inmisericorde.

¡Atento campamento alfa! ¡ atento campamento alfa!....


Un largo y monótono hisss... se escucho entre los sonidos onomatopéyicos de la ventisca. La radio no funcionaba la situación era extremadamente difícil, el frío había descargado las baterías y ese detalle no tomado en cuenta seria el error mas grande de nuestra expedición. Los ocho días de tormenta prologaron un viaje de apenas 3 días en una odisea de frío y coraje.


Manuel lo siento ya no puedo mas..., se lamento Cedric Crathina un robusto joven francés a quien conocí en el segundo viaje que realice a Francia el y su entusiasmo me habían acompañado en esta terrible aventura.


- “No te rindas alguien vendrá ayudarnos...” le dije, pero en mis adentros mis palabras sonaban ridículas ya que nadie a miles de kilómetros en ese desolado desierto helado a la redonda respondía mis llamados de auxilio.


Seguimos caminado pesadamente entre ese maldito manto de nieve y hielo, aunque mi poca formación en este tipo de terrenos era escasa, mi instinto de súper vivencia me decía que no podía quedarme sentado o detener mi marcha, seria una forma de suicidio-involuntario, ya que el frío nos mataría en cuestión de minutos, Cedric aunque debilitado luchaba afanosamente por encontrar entre esa selva blanca la base científica Italio - Argentina estacionada en la península antártica del polo sur, llegar a ella seria nuestra única salvación.

Eran las 6 de la tarde del 13 de enero del año 2005, tras 5 sempiternos días de una fuerte tormenta antártica, agotados al máximo llego la hora de almorzar, saque las raciones secas y un poco de carne ahumada de venado, la cocina aun funcionaba y de esta forma aunque sea por breves minutos mis dedos se calentaban, la nieve convertida en agua y luego en café acompaño aquel pequeño banquete.


Cedric reanimado por el descanso y el café me dijo en buen castellano aunque lento.


-Creo que de estas no saldremos..., yo asenté mi cabeza como queriendo aceptar nuestra derrota, sin verle a los ojos le dije.


-Lucharemos hasta morir..., a lo cual Cedric me respondió.


-Solo un milagro nos salvaría..., sus ojos brillaron de una forma extraña como presagiando lo peor. Un largo sorbo a mi taza de café cerro mi conversación esa tarde-noche en la olvidada antártica, tenia inflamados los pies y semí congelados.


Esa noche decidimos acampar allí, la situación no seria peor, de no ser que las provisiones se acaba al igual que el gas de la mini cocina portátil, la vida en los polos puede deparar situaciones crueles e inverosímiles, quizás la base Italo-Argentina estaría a pocos metros, otros de mis temores era caminar en la ruta equivocada, caer accidentalmente en una grieta, la trampa mas común en el camino de hielo o peor aun marchar por el fatídico anillo mortal o llamado de otra forma caminar en círculos sin un punto fijo de llegada. Lo mejor era morir juntos y así no quedar solo en ese lugar inhóspito y lejano.


En silencio montamos la tienda de campaña, nos encomendamos al todo creador y nos cobijamos en nuestros térmicos sacos de dormir ha la espera que el tiempo mejorara y así encontrar nuestra ruta a la vida. La mas oscuras de las noches que he vivido ha sido esa... Cedric con un...

-Buenas noches Manuel... sello la oscuridad.


La tormenta arrecio, la pequeña tienda de campaña se estremecía flexiblemente ante los embates del gigantesco monstruo blanco que nos atacaba con toda la furia de la naturaleza, Cedric empapado de sudor a causa de la calentura deliraba hablando de su casa en Grenoble, de los glaciares celestes del Alp d`Huez , de la mujer que no lo amo, de las carreras de Formula uno que se disputan cerca de la casa de sus padres en Nevers cerca de Paris, del majestuoso río Ródano y sus limpias aguas que parten la ciudad museo de Lyón, de aquel viaje que hicimos en bicicleta por los alpes y detalles tan significativos de su adolescencia vivida entre las verdes montañas de los nevados alpes franceses. Yo en medio de la tormenta solo guardaba el ultimo recuerdo de mis padres y su blanca casa en San Salvador. Creyendo que seria la ultima de mis noches me intente dormir... solo me quedaba en el limbo de mi pensamiento optimista...


-La nieve esta tibia... la nieve esta tibia...


Afuera la furia de la tormenta fue indescriptible, era como si un ciento de aviones de guerra pasaran al unísono sobre nuestro enclenque albergue, el viento y la nieve soplaban con sus intentos huracanados de batir nuestro diminuto refugio en ese martirio que la vida me ponía al frente, la hora había llegado... hoy enfrentaba mi condena a la temible muerte blanca, por momentos entre el sueño y la vigilia la mente me traicionaba, recordaba que según la mitología japonesa la muerte viaja en un gran caballo pálido, mi debilidad me descubría entre mis alucinaciones en algún momento me pareció haber escuchado entre en el estruendo de la noche mas de un relincho o algo similar que confundiera mi aturdido y apagado juicio...

Como sopla el viento en la ventana...

Como llueve hoy......

Como esta la calle de vacía...

Como llueve hoy...

Esos días grises del otoño me pone triste...


Quise acordarme del autor de esa canción, mientras observaba parte de la desgarrada tienda por donde se colaba el frío intenso, -30 grados bajo cero marco el termómetro, pero mi aturdida mente no me permitía en esos momentos concentrarme lo suficiente para lograr recordar del autor.


-Pera... peras.. no... Perales!!!... si ese es el nombre... José Luis Perales... mi regocijo fue grande al poder solventar ese acertijo mental, pero poco duro esa alegría al reaparecer en la desolada realidad que me envolvía, Era la despedazada tienda de campaña, Cedric... yo contra los elementos...


Las horas pasaron, yo las viví como si fueron años. con mucha fuerza el viento aun soplaba después de 8 horas, los primeros rayos del alba señalaron el rumbo del astro rey, el día estaba aun frío y gris, un reconfortante rayo de sol irradio el horizonte.


Entre destellos blancos y la furia de la tormenta, mi rostro, bronceado, curtido y agrietado reflejaba mis heridas en la batalla librada, habíamos sobrevivido una noche más. Hambre y sed, vi a Cedric su rostro pálido entre la despedazada tienda de a campar me hizo pensar lo peor pero estaba vivo... me di otros minutos de descanso antes del desayuno... cerré los ojos... todo era paz y tranquilidad.


-No tiene buena cara tu amigo...


Su repentina aparición en escena y el gracioso tono de sus palabras me forjaron dar un salto que me hizo despertar abruptamente, no lo podía creer, la tormenta había cesado y el astro rey alumbraba como un domingo soleado de verano y la voz que escuchaba me hacia sentir como nacer de nuevo a la vida.


-He visto casos peores...pero han sobrevivido... dijo.


Rápidamente me incorpore en busca de donde provenía la voz, mientras mis ojos poco a poco se acostumbraban a la luz del día y vencían el reflejo de la nieve, entre el hambre y el frío y lo aturdido por el viaje, descifre por fin la figura de mi interlocutor, estaba a muy pocos centímetros de Cedric al interior de la tienda. cerca de mi.


-Tu tampoco te ves muy bien..., me dijo mientras extendía su falsa ala izquierda hacia mi mano como queriendo saludarme, al mismo tiempo me dijo.


- “Mi nombre es “Pingui” y vivo aquí con mis padres y hermanos, primos, abuelos, sobrinos, cuñados, tíos y tías, muchos parientes lejanos en fin con toda mi familia...

Y acto seguido aparecieron tras un montículo de nieve miles de pingüinos quienes graciosamente me saludaban con sus alas con movimientos muy parecidos a los humanos.


-Como te llamas me interrogo el pequeño palmípedo.

-Manuel

-le dije en un tono poco amigable...


Mientras intentaba armar la escena y mi cerebro, ante la sorpresiva aparición de Pingui.


En esos momentos recapacité ...

-Debo estar loco o soñando... o quizás ya estoy “muerto”...


Fueron los primeros pensamientos que me asaltaron en la razón, me pellizque el brazo con mucha fuerza, un gran dolor acompaño la indagación, la cual me sugirió que si estaba vivo y coleando, es más estaba despierto.


-Ummm... me parece extraño, yo siempre he sido escéptico a estas cosas...


Me dije en mis adentros, de pronto un rumor o mas bien miles de sonidos guturales provenientes de mi yo interno me asaltaron con una intensidad y un volumen que me sorprendió enormemente, eran ellos... si los miles de pingüinos leían mi mente y murmuraban sobre mi duda si existía o no ese momento, tuve miedo, pretendí huir, pero Cedric estaba mal aun, no despertó nunca, así fue desde la ultima vez que le vi, aquí en el sur de todo. ¡Ok ..ok.. son reales, son reales!... les grite y en un santo y amen... Zaz... Todo fue silencio.


-¡Déjalo que descanse!...


-¡El necesita más tiempo que tu...!, me grito en tono amigable Pingui desde lo alto de una pequeña colina.


-Ya se sentirá mejor...


Acto seguido se lanzo de panza sobre el hielo, mientras yo sorprendido observaba como el pequeño Pingui se deslizaba graciosamente sobre la superficie nevada hasta llegar a un pequeño valle, donde la nieve era mas dura y accesible a mi torpe andar en el antártico.


-Apúrate necesito presentarme a mi familia...


Esa vez el mensaje era mas apresurado, como queriendo llegar algún lugar entre aquel inmenso trozo de hielo, que no tenia ni rumbo ni atajos. A veces a pie y otras arrastrándome logre llegar hasta el lugar a donde había avistado por ultima vez a mi diminuto amigo... ellos son mis padres me dijo con un aire de alegría, ella es mi abuela y ellos son mis hermanos, mis nuevos amigos saludaron mi presencia entre ellos, yo atendí sus saludos con un tímido ademán, el cual me resultaría familiar al cabo de algunas minutos, cuando todos me saludaban en todo momento y lugar, y eso ya empezaba a cansarme.


-¿Como es donde vives?... allí estaba otra vez Pingui, sonsaco una vez los mas íntimos detalles de mi vida y vaya en que situación me los evocaba.


-Vivo en un pequeño país que se llama El Salvador, muy lejos de aquí, es muy bonito, hay verdes montañas y volcanes majestuosos, lagos y ríos azules, sus playas son de una belleza insuperable en el área.


-Y como es tu casa me interrumpió nuevamente (algo a lo que yo ya me había acostumbrado).

-Es blanca... le respondí.

-!Cómo la mía!... Me dijo señalando la nieve...

-Si como la tuya, le dije. ..

-Mi pueblo es muy trabajador, y aunque muchas veces nos va mal, al final del día decimos, “por lo menos siempre tendremos el ocaso...”, así llegas a tu casa, saludas a los tuyos y buscar el calor de tu hogar...


-Así como yo lo hago con los míos, me respondió de inmediato Pingui... si así de igual forma... le recuse. Vivo con mis padres no tengo hijos aun... igual que yo... volvió a responder, a lo que acompaño un YUPI!!!!... largo y sonoro.


-¡Somos muy parecidos!... Pingui sobresaltado por la coincidencia comenzó a reír alegremente, tanto así que rápidamente me contagio, era la primera vez que reía en días, estaba contento, la verdad que en aquel lejano paraje en los reglones olvidados de la humanidad había encontrado a mi alma gemela, a mi otro yo, eso si algo deferente, pero semejante a mi y eso bastaba.


Horas mas tarde mientras intentaba reparar mi teléfono satelital y lanzar un SOS. vía intergaláctica, Pingui con vos pasiva me pregunto.


-No me has dicho lo más importante...

-Debe ser muy importante...

-Para que no me lo digas... sentencio tristemente el pingüinito...

-Yo no tengo nada importante en mi vida más que estas escarchadas tierras, que ni si quiera el hombre quiere.

-Pocos como tu son los que vienen...

-A propósito ¿qué te trajo por aquí?... Pregunto nuevamente con un giro de curiosidad en sus negros y hermosos ojos.


-Yo le conteste. La verdad que la aventura, el deporte extremo, siempre quise conocer un lugar así, aunque no soy muy bueno para el frío, se supone que Cedric en su calidad de europeo, sumando su juventud, el tendría mejor resistencia al frío que yo, sin embargo no fue así, Cedric con el rostro pálido aun duerme en la tienda, cobijado en su saco de dormir. Proseguí...


-Creo que lo más importante es llegar a un lugar así de bonito, lejano, aire puro, como lo soñé despierto...


-Pero la diferencia entre un sueño y la realidad son palpables... me dijo entrecortando mi idea y mi inspiración, bonito si eso es lo único que tiene, lejano, ni lo dudo, es difícil llegar aquí y perderse, ahora por lo de “puro”, lo pondría en tela de duda dijo con la tristeza en sus ojos, mis primos los leones de mar se enferman y mueren por los desechos tóxicos de los barcos botan en los océanos y que las corrientes traen hasta nuestro hogar, la basura de los ríos, los plásticos, es como si el vecino te llenara de basura tu casa y tu no puedas decirle nada, ¡da coraje! no crees... me dijo...


Mientras yo recordaba todos lo momentos que de una u otra forma contamine las calles y carreteras de mi país, con desechos de todo tipo, botellas, bolsas plásticas que los peces confunden con alimento y lo tragan y después mueren, las asesinas bocas de los Six packs que asfixian a las tortugas y los delfines...


-Si ya lo creo le respondí... Como volviendo en si de un sueño o flash back.

-Hoy en día los caparazones vacíos de los cangrejos adornan el fondo de los mares que circundan el polo sur, hay miles de animales atrapados en un circulo vicioso de comercio, depredación, vida, que mata poco a poco innumerables especies acuáticas entre focas, ballenas, mariscos, crustáceos, moluscos, peces, mamíferos, etc.


- ¡La muerte es el idioma del hombre!... me dijo con un sobre salto en su inflexión.

- Yo se que así es... le respondí.

-Pero aun no respondes a mi pregunta me increpo Pingui nuevamente, su voz exigía una pronta explicación.

-Ya te dije lo mas importante para mi fue haber llegado hasta aquí y conocer este hermoso lugar...

-¡Pero que es lo más importante! Abruptamente me volvió a cortar Pingui,

-Ya me dijiste el porque viniste y eso es importante, pero lo más importante realmente para ti que seria? Me interrogo una vez más mi diminuto amigo...

Por un momento vacile en contestarle, trate de distraerme desviando mi vista sobre la tienda, adonde Cedric dormía, me pareció perderla entre la nieve y el sol, mi vista no era muy lucida, debido a mi situación.

-Tengo hambre, le dije.

-Si pero no me dices aun lo mas importante, la verdad!... En tono molesto le conteste...

-¡Ya no se que es la más importante!...

-¡Aquí en medio de la nada!...

-¡Con un amigo que muere!...

-¡Sin comida, ni radio!...

-¡Sin alguien que me ayude a llegar algún lugar!...

-¡ESO ES... ESO ES...! si... eso es lo más ¡importante...! interrumpió alegremente Pingui...

-Si eso es, el porque quiere regresar , eso es lo más importante, no es como llegaste, si no como vas a regresar, o no es así?...,sentencio el pequeño Pingui...

-Una vez más sorprendido por la forma de opinarse de mi amigo, le dije.

-“Si eso es”, como haré... para regresar a mi casa.

- “Es muy fácil...”, solo debes de llegar a las luces, blancas-verdes-rojas, ubicadas al final del valle de hielo... Yo las he visto en las noches limpias y claras, entre auroras y estrellas fugaces, allí es la base de los de como tu...

-¡Adonde están esas luces!... ¡pregunte precipitadamente!.

-!No te excites!... cálmate, esta por allí, tan lejos de lo que ves en el horizonte por allí, son varias horas para mi, solo me zambullo en una grieta de agua nado y zass... llego con un brinco a la propia orilla de la base... , pero para ti sin trineo... y tu amigo débil... esta muy difícil...

-Pero ¡ya se!... grito... ¡yo tengo un atajo, para ti y tu amigo, ya veras...


Mi amigo consulto con algunos parientes sobre las condiciones en que llevarían acabo mi empresa y llegar a ese lugar, acto y seguido, me dijo


-Hay dos opciones la primera: vas solo y exponemos a tu amigo aquí en la soledad, o nos vamos los tres juntos... las cartas estaban tiradas, yo debía definir la situación...

- “Yo los guiare hasta las luces”, dijo Pingui en un tono sereno y tajante.

-Eso si prométeme que no me perseguirás ni trataras de atraparme cuando estés entre los de tu especie, por que ustedes los hombres son así -Acordó mi pequeño amigo, petición a la que accedí gustosamente, ya que seria la única manera de llegar a la civilización, nos dimos ala y mano como cerrando un pacto entre caballeros.


-¡Iremos los tres!... le dije secamente, llevaremos a Cedric con nosotros, -no puedo dejarlo-...


Pero el destino nuevamente nos jugaba una mala pasada, una tormenta de nieve se aproximaba, tendríamos que pasar otra noche allí en esa zona...


-¡Nos quedaremos aquí, Cedric tiene mucha fiebre!...

-No esta en condiciones de viajar, aunque estamos cerca valdría la pena intentarlo, pero la nieve y las tormentas horizontales, podrían perdernos y cerca de aproximarnos a la base, tal vez podría alejarnos y peder por la impaciencia nuestra única salvación...


Y así fue, dormimos entre los pingüinos. El termómetro marco -25 grados bajo cero, la tormenta se aproximaba rápidamente, yo apresurando el paso arme el desvencijado equipo de campaña, lo hice solo, Cedric aun no se recuperaba, por unos momentos creí que moriría, pero no fue si, en la noche ya instalados en nuestro albergue Cedric bebió el último poco de café que nos quedaba, la reserva de fruta seca y carne ahumada escaseaban aflictivamente, pero la esperanza era lo ultimo que perdíamos.


- Ya me siento mejor... ¿con quien hablabas hace unos minutos?... me comentó Cedric.

-Con nadie... le conteste apresuradamente.

-Si quizás lo imagine, pero me pareció escucharte conversar con un pingüino... -Fue la fiebre- se contesto a si mismo Cedric.


Mientras se acomodaba en el interior del húmedo y frío saco de dormir para afrontar la tormenta que se avecinaba, las palabras de mi amigo me alentaron a creer que lograría llegar mi casa y contar la aventura a mi padres y amigos y escribir in libor o algo asi.


Curiosamente los pingüinos afuera de nuestra tienda formaban un gigantesco circulo a nuestro alrededor, tan fuerte como una muralla, así los embates de la naturaleza no castigaron directamente nuestro debilitado campamento. La noche paso entre silbidos y ráfagas de viento, la nieve se acumulaba a nuestro alrededor, yo me quede dormido con la mente en mi país, en sus playas soleadas en las olas del Zonte y su eterno quiebre a la derecha.


Afuera los pingüinos formaban un escudo con sus apretujados cuerpos en los contornos de nuestra tienda, así no sentimos directamente el látigo de la borrasca; en medio del tormento sobrevino a mi mente el Salmo 29 que fortaleció mi débil fe, “Alaben al señor los que lo aman... porque su ira dura un solo instante”... pensando en el todo creador cerré los ojos y me dormí.


-¡Buenos días...!, ¡Es hora de irnos....!


Nuevamente mi bullicioso amigo me hizo dar un sobresalto, pero a diferencia de la mañana anterior, Cedric también sobresaltado me dijo afligido...


-¡Nos atacan!, ¡nos atacan Los pingüinos asesinos!...

-Los vi en un documental del Discovery Chanel ...

-No ... no... era de.. National Geografic...


Y dándole una tremenda patada a Pingui lo lanzo por los aires hasta que rodó entre la nieve, la escena era muy confusa.

-¡No cálmate son mis amigos!... le grite mientras auxiliaba al pobre Pingui quien había caído ensartado en un banco de nieve patas arriba.

- ¡Huy que genio...! dijo Pingui al conseguir liberarse de la incomoda posición que había aterrizado...

-Pingui el es Cedric, Cedric el es Pigui...

Le dije como embajador entre la vida salvaje y lo humano, Pingui no juzgó mal el abrupto ultraje de mi amigo contra el, quien representaba a la madre naturaleza, que por ahora era mi amiga. Fue un humilde acto de reconciliación.


-No importa, dijo Pingui...

-Ya es por naturaleza, siempre es de una u otra forma que nos maltratan...


Comentó en una actitud reconciliadora mientras mi pequeño amigo limpiaba los restos de nieve que aun quedaban en su ataviado frac.


Su traje lo complementaba, un chalequito negro satín, una delicada mascara negra con adornos color oro que se deslumbraban al batir el viento sus plumas, sus patas semejaban un par de distinguidos zapatos que contrastaban con el color de su plumaje amarillo-naranja, podía apreciarlo aunque las condiciones era difíciles ante la poca luz antártica.

Cedric... yo... y Pingui.


El regreso a casa...

-El sol nos guiara hacia la base, solo tendremos que caminar en línea recta hacia el horizonte, si tenemos suerte llegaremos hoy mismo, o mañana temprano apunto con una gran seguridad nuestro hoy guía. Pingui se despidió de su familia y su aldea, sin volver la vista atrás partimos, yo también dije adiós y partí, en la despedida un gran pingüino mordió las posaderas de Cedric en señal de venganza, todos reímos, la cuenta estaba saldada, comenzó el camino.


-La primera parte es para abajo, luego cruzaremos el canal de agua fría y después bordearemos la laguna de cristal y así podremos llegar a la base... la tarea parecía fácil en el plan, pero la verdadera aventura aun comenzaba.


Iniciamos el camino, bajo un limpio cielo azul, sol y mucha nieve, partimos solo con lo necesario en las mochilas, los primeros pasos fueron confusos y torpes, las botas y mis esquíes para la nieve me ayudaban en el trayecto hacia el horizonte de mi vista, Cedric parecía totalmente recuperado, pero su falsa forma física podría traicionarlo en el largo camino a la nada, así que decidimos ahorrar fuerzas, solo nos atreveríamos a gastar lo necesario, de otra forma si desperdiciáramos fuerza y energía, esta podría hacernos falta al final, deberíamos cuidar nuestras pujanzas y la mejor forma era caminar tranquilos a ritmo propio entre las trampas que escondía la hermosa blanca nieve.


-Creo que llegaremos al final del día -dijo Pingui mientras caminaba graciosamente entre la nieve, el lideraba el trío.

-Ojala... necesito un buen baño y una buena comida dijo entusiasmado Cedric.


Yo solo pensaba en mandar un mensaje vía Internet a mi familia y amigos, ya me imagino a todos preocupados por mi aparente extravió.


De pronto como un susurro en el fondo del ambiente que nos rodeaba, nos llamo la atención...


-Parece el ruido del motor de un helicóptero, andarán buscándonos de seguro... les dije, en un rayo de esperanza entre aquella masa infinita de nieve y hielo.


Afinando la vista escudriñe el horizonte, y allí en el cielo azul estaba un helicóptero color rojo, el gigantesco coleóptero parecía acercarse poco a poco a nosotros entre los cúmulos formados por los copos de nieve y un hermoso cielo azul.


-¡Hey... ¡hey!... ¡por aquí!... ¡aquí estamos!... gritamos afanosamente...


-¡Mejor hagamos señales!...


Extraje un enorme pañuelo rojo de mi bolsillo, mientras Cedric buscaba un espejo para trasladar un mensaje lumínico a la aeronave, todos nos movíamos de forma desordenada, los guantes y los trajes espesos limitaban nuestro movimientos, aflictivamente los segundos que pasaron rápidamente, nuestras esperanzas se esfumaron cuando el helicóptero giro bruscamente hacia un costado cambiando el rumbo y nuestras ilusiones de ser rescatados...


-Habrá otra oportunidad me dijo Pingui, al ver mi desconsuelo...


-Si... la búsqueda durara poco, si no nos encuentran luego detendrán la búsqueda y nos declararan desaparecidos, y ya nadie nos buscara, así que creo que perdimos la única oportunidad de ser encontrados en esta basta inmensidad... Les dije deprimido.

-Pero yo conozco el camino, sigamos dijo Pingui, Cedric lo secundo, seguimos caminando yo me quede al final del grupo.


Apesadumbrados seguimos entre cañones de hielo y nieve que se aglomeraba caprichosamente en la superficie del valle de hielo, cruzaremos el glacial gigante dijo Pigui, el sol avanzaba en su camino, nosotros poco a poco también avanzábamos trocha arriba hacia lo mas alto de la eterna calzada sin final, no debemos desmayar en pocas horas llegaremos dijo Cedric quien daba muestras de fortaleza física, pero yo perdía poco a poco mi fuerza interna, el ultimo incidente del helicóptero había impactado en mi muy profundamente, me sentía deprimido y abatido por la situación.

Tratando de encontrar una explicación a mi cadena continua de sucesos desafortunados seguí mi tropel entre las masas nevadas de blancas y grises tonalidades que por momentos dejaban al descubierto enormes bloques de roca viva, que al secarse ante los abrasadores rayos del sol mostraban un sin fin de colores y texturas, así fue parte del viaje, fue la porción de terreno mas cómoda y menos fría para nosotros quienes con calzado especial soportábamos los afilados mantos rocosos del camino, por su parte Pingui sufría por sus patitas diseñadas para el agua, así que decidimos montarlo en un arnés sobre la mochila de Cedric, sacamos el equipo de comunicaciones que había fracasado en nuestro viaje y haciéndole espacio Pingui lo acomodamos en el interior del zurrón. Avanzamos y acortamos tiempo en nuestra lucha contra el reloj natural del astro rey, el sol...


Hacia el norte, una enorme montaña esculpida de roca y hielo se impuso ante nosotros y el mar de las margaritas, su elevación aproximada según mis cálculos seria de unos 800 a mil metros sobre el nivel del mar.

La roca predominaba en el terreno, recordé mis tarde soleadas entre la lava del cráter del volcán de Santa Ana a diferencias de los climas el ambiente y vista eran muy similares, roca y hielo, mi equipo rojo naranja de alta montaña me mantenía caliente gran parte del cuerpo, aunque mis pies eran los mas lastimados pero aun sentía fuerza para seguir en la búsqueda de mi salvación, “El tiempo es oro, el tiempo es vida”... sin poder recordar a donde había oído eso antes...


Iniciamos el ascenso hacia la cúspide del majestuoso paso montañoso, paso a paso, lentos pero seguros ascendíamos a razón de unos pocos metros por minutos, debe haber una forma mas rápida de ascender dijo Cedric al tiempo que observaba a su alrededor, solo escarcha y piedra, sigamos caminado trataremos de encontrar un atajo en la falda del pico mas alto, dijo. Y así fue coronando el final del camino nos encontramos con la mala noticia que el camino terminaba allí mismo abruptamente.


El tiempo invertido en el ascenso a la cima de la montaña había sido un fracaso , a unos metros de los tramos finales, un mirador natural ofrecía un magnifico espectáculo natural, el valle de hielo se extendía caprichosamente entre las formaciones de nieve, hielo y escarcha. Aun siendo todo aquello tan bello no podíamos perder mas tiempo, ni para observarlo.


Estudiando la topografía detenidamente llegamos a la conclusión, que trazando una línea recta entre el valle de cristal, los cerros cercanos y nosotros, seria el camino correcto, de lo contrario cortar paso por la mediana cordillera seria mortal, decididos a buscar el valle de hielo nos lanzamos camino a bajo, entre grandes rocas y despeñaderos húmedos, el camino se hizo difícil y lento, sin embargo nuestra suerte cambiaria repentinamente, a la salida de un despeñadero dimos con una enorme formación cristalina.


La nieve acumulada durante miles de años interrumpía nuestro paso perfilado, pero su formación y suave textura nos dieron una idea. Con los piolet tallaremos gradas en la nieve de esa forma lograremos cortar camino y podremos seguir en nuestra ruta al valle de hielo concertamos los tres, Pingui pies en nieve se sentía mas libre del confinamiento al interior de la mochila, mis pasos aunque pequeños son los mas efectivos dijo nuestro pequeño colaboradorcito.


Comenzamos a tallar el camino, en minutos ya habíamos entrado en calor y habíamos avanzado un buen trecho, nos turnábamos con Cedric, tres gradas yo otras tres el , así fuimos acarreándonos entre la nieve, hasta que llegamos a la otra cresta de la enorme cadena montañosa, lo habíamos logrado , pero aun faltaba camino... y hacia arriba, comenzamos nuevamente a ascender, hoy entre nieve y hielo. Pingui parecía estar de nuevo en su mejor forma y con un paso audaz y veloz señalaba el rumbo a seguir entre aquellas elevaciones frías y oscuras.


En las parte mas alta del paso montañoso a más de 800 metros sobre el nivel del mar. Entramos en una galería de hielo y escarcha, avanzamos, la luz del día se reflejaba en el techo, las paredes y el piso, a mitad del camino de pronto Pingui se detuvo, olfateo durante unas fracciones de segundo, hecho un vistazo a su alrededor y nos grito...

-¡Atrás...atrás...!...

Acto seguido se lanzo sobre Cedric que secundaba sus pasos, Cedric desconcertado por el empellón cayo a aun costado del camino, mientras minúsculos copos de nieve comenzaron a caer del techo del pasillo de nieve, pero en segundos, lo pequeños copos de nieve se convirtieron en tremendos trozos de hielo, una grieta se abrió entre nuestras botas y un alud inicio un significativo desprendimiento de una porción de la montaña nevada, presidida de un gran estruendo que saturo el valle de hielo, ¡era una avalancha!...

Ágilmente entre la urgencia de la situación, el pingüino nos

-dijo ¡por aquí!...

Y saltando de un pasillo a otro y después al vació; no había mucho tiempo para pensarlo, Cedric lo secundo, yo me tire después no sin antes observar la tremenda estampida de nieve que avanzaba rápidamente hacia nosotros, caí de bruces entre la nieve dura, mi cuerpo golpeo y reboto hacia otra zanja, el bote me hizo llegar a un canal de nieve, que como un tremendo tobogán me resbalo camino abajo.

Pingui disfrutaba la situación lo vi riéndose mientras “surfeaba” en una ola de nieve, li vi incluso meter el ala derecha como buscando entubarse en la rompiente camino abajo, mientras Cedric de espaldas y yo de pecho rodábamos camino abajo sin control alguno de nuestros cuerpos en el declive,

-!Curva a la derecha¡... la avalancha se desvió...

-!Fin del camino¡... grito Pingui.


Mi aterrizaje fue violento aunque acolchonado por la nieve, pero estábamos vivos, ¡Uff...! estuvo cerca grito Pingui mientras nos apreciábamos al final de la vaguada mal trechos producto del alud y el aterrizaje. Veamos el lado bueno, cortamos camino dijo Pingui y acto seguido emprendió de nuevo el rumbo establecido, después de la experiencia pasada descubrí que de algo si estaba seguro... que nuestro guía era de lo mejor en el terreno y nosotros de lo peor.


Tras bordeas unos pequeños montículos de unos 300 metros de altura al final de la compresión la naturaleza desvelo ante mi uno de los espectáculos más impresionantes que he visto, un cristalino y puro remanente de agua que se extendía a lo largo del camino blanco y sus montañas, en momentos lo cristalino de sus aguas y lo puro del ambiente y el sol se confabulaban para brindarme el mejor de los cuadros jamás pintado.. La perfección de la iluminación y de la textura; complementaba la escena un enorme arco de colores que circundaba al astro rey a media mañana del día antártico. A pesar de lo difícil de la situación me dije a mi mismo,

- debo de disfrutar al máximo de lo que vea y viva, pensé.

- Solo lo vivido y lo comido es lo que te llevas Many...


Así me recordé de las sabias y populares palabras de Juan mi buen amigo ciclista.


La suave y cambiante brisa en mi rostro acaricio y despertó mi anhelo de llegar a mi casa con Cedric y después despedirlo en el aeropuerto con un abrazo, vistiendo sus jeans, botas y chumpa negras, sus anteojos oscuros y un -Ciao Manuel hasta la próxima te espero en Grenoble-.


Como una burbuja que se revienta en el aire volví a la realidad y puse especial atención a mi ropa y equipo para la intemperie por ellos aun estábamos vivos; además que si sucediera lo peor el naranja vivo casi fosforescente y las mochilas azules con franjas verdes permitiría ser visibles a kilómetros desde el aire; mientras la nieve no sepulte nuestros cuerpos, muchos aquí han quedado olvidados.

El gran error fue no traer guía, por esos de los bajos presupuestos, los 3 kilómetros de ruta polar no tomarían mas de diez horas, pero la tormenta, el clima y la inexperiencia nuestra nos adentro en un mundo cruel y extremo nunca prevenimos la tragedia, un error en el azimut y la sobrada confianza en estas latitudes fue el cauce de una decena de errores que culminaron con nuestra fatal aventura en la zona austral Argentina de la península antártica, en el sur de todo.


Hablo Pingui -Hace muchos años, los ancianos descubrieron un gran barco que encallo en su ruta al polo sur...

-Yo se a donde esta, allí correteé cuando estaba chico...

-Tengo una idea buscaremos en su interior, creo que haber visto entre sus restos un pequeño bote, si logramos recuperarlo de allí, saldremos abantes de esta situación.


El sol y las ideas nos iluminaron. Y así fue, luego de caminar una horas entre veredas blancas, llegamos a un destartalado buque encallado entre la nieve perpetua, no fue difícil su acceso, la nieve perpetua al compactarse había conservado en perfecto estado gran parte del barco, a estribor aun podía leerse entre el moho y el oxido las letras SS Gloria.


-“Es el SS Gloria que encallo hace mas de 30 años en una horrible tormenta aquí en la península antártica, su accidente cobro la vida de toda la tripulación”, dijo Cedric asombrado por el hallazgo;

-Navegaba rumbo a una misión de rescate de otro barco atrapado en este infierno blanco...

-El barco quedo encallado en la nieve perpetua, así el barco a través de los años no sucumbió contra mareas, ni tempestades”, agrego Cedric, el barco estaba casi intacto.

Entramos por babor que era la zona más accesible e invadida por la nieve inmortal, todo era oscuridad, saque de mi mochila una lámpara para intemperies lo único sobreviviente en mi odisea del desastre, esta funciono misteriosamente... El clima al interior era menos frío que afuera, la madera de teca y el metal cobijaban el ambiente aunque enralecido por la humedad. Cedric prosigue con la historia del barco fantasma.


¾ Fueron nueve o diez, nunca dieron un dato exacto, de los supervivientes después del accidente que cobro la vida del capitán, el contramaestre y sus asistentes, no hubo tripulantes que sobrevivieron al suceso... Simplemente desaparecieron o se los trago el mar...

-Por lo consiguiente nadie supo la verdadera historia del SS Gloria y su bandera Argentina. Finalizo Cedric.

-Busquemos un naviíto pequeño que el barcos tiene por allí... dijo Pingui quien solo observaba en los ultimo minutos la escena (algo raro en el).


Volvimos nuevamente a la acción de nuestra verdadera empresa, que era el regreso a casa, de allí tras escudriñar entre camarotes y alacenas con bolsas destruidas la mayoría por el hielo y el frío extremo dimos por fin con un kayak doble del tipo esquimal que la tripulación seguro ocupaba para entretenerse entre los ratos libres y el trabajo a bordo, especulé.

- “Si ese es dije, lo más seguro fue ocupado para viajar del barco a tierra firme... asevere.


Claro la inclemencia del tiempo el abandono y la falta de sol habían trasformado a nuestro vistoso kayak en una mole de musgo y hielo. sin embargo estaba en optimas condiciones y funcional, la apariencia era lo de menos. Arrastramos la pequeña canoa hacia la salida más cercana a la nieve perpetua. La operación era difícil por lo liso y congelado del terreno que prácticamente era de hielo, los toscos movimientos producto del equipo pesado y poco flexible que nos había permitido vivir en las bajas temperatura polares nos limitaban el desplazamiento.


-Tu iza por allí y yo levanto esta parte... Grite.

-Así nos distribuimos el peso y la faena. “Este kayak esta congelado”... me dijo Cedric.

-Tendremos que lavarlo y asolearlo un par de horas, de lo contrario se hundirá por el peso”...


Acoto Cedric quien en innumeradas ocasiones había practicado y disfrutado el kayak esquimal en los ríos franceses, con esfuerzo logramos subir el kayak a la parte del puente de mando, antes de abandonar los retos del barco.


Pero algo extraño pasaba allí adentro de ese buque abandonado en medio de la nada, había en su entorno saturado de un silencio sepulcral, de miedo. Por momentos pensaba, que de no ser porque coexistíamos tres en la misma situación, a solas allí estaría de a palitos.


En si soy de naturaleza asustadiza para cosas así de espantos, fantasmas, aparecidos, etc. Seguimos inspeccionando el buque, una hilera de escalones descendían hacia la zona de carga y los cuartos de la tripulación. Comencé a descender lentamente los peldaños. La luz era insuficiente. El gélidos vapor que se desprendía de mi respiración opacaba la irradiación de mi linterna, todo era silencio y hielo en esa argamasa cruel que hoy me rodeaba.


No me atrevería afirmar si era mi percepción producto del cansancio y los continuos contraste en las variaciones de luz, pero por momentos observaba siluetas y sombras que se movían entre las paredes y los remaches viejos del barco oxidado. Entré el puente mayor y el pasillo que daba a la bodega principal, allí sentí la presencia de algo que no era normal, ni mucho menos real. La idea de ser los primero que encontrábamos el SS Gloria y saquear sus restos me acobardaba. Entre un silencio terrorífico y mi respiración, vire mi cara hacia Cedric quien también se mantenía intrigado por el silencioso momento. Subimos a la sala de controles.


-¿Cuántos murieron aquí?.. le pregunte a Cedric.

Un largo silencio como anticipo a la respuesta me hizo afinar el oído y la vista. Y dijo.

-Fueron nueve o diez, nunca se supo...

-¡En honor a la verdad... no se!... contesto Cedric.

De pronto... De la nada, surgió una potente voz que nos dejo patitiesos de miedo.

-¡FUERON SEIS!!! grito, una voz bravucona típica de un oficial náutico. -¡Y que es esto!!!... exclamo furioso...

La escena lo explicaba todo: los tres polizontes y el kayak en el suelo del barco.

-¡ESTO ES UN MOTIN!...


Refuto el mismo grito desde el cuarto del destruido puente de mando del gigantesco buque. Su voz se percibía como un alarido de ultratumba que significaba el lamento de un alma en pena, su modulación era misteriosa, su grito nos tomo por sorpresa. Yo ante lo desconocido que se nos revelaba me quede petrificado como una roca, mientras mis ojos advertían la presencia de una silueta fantasmagórica que caminaba lentamente hacia nosotros entre la oscuridad y la media luz que nos rodeaba.


-Soy el admirante Franklin Betanco, Capitán de marina de la real armada Argentina... dijo en un aspero tono de voz con eco de ultratumba...


Pingui temblando abrazaba fuertemente la pierna de Cedric quien con un rostro mucho mas pálido mostrado en las noches de penuria había perdido el habla por completo al grado que se desmayo junto con Pingui.


Yo por mi parte temblaba de miedo ante la aparición repentina y abrupta del ser de ultra tumba que me hablaba y me decía...


-Hace 30 años y meses fuimos victimas de una gran tormenta similar a la de días pasados, fue el 13 de agosto de 1977, acudíamos velozmente a una misión humanitaria de rescate, en la más oscuras de las noches.

La nave golpeo un iceberg y desgajó el casco. Producto del choque el buque rápidamente comenzó hacer aguas, la mejor opción era encallar en tierra firme para dar tiempo a la tripulación para salvarse, y así fue, luego hicimos insistentes llamados de auxilio a nuestras base lo cual fue infructuoso...

-Nadie respondió a nuestros solitarios llamados de auxilio, ni aviones, ni barcos nada, el tiempo se olvido de nosotros y poco a poco fuimos enfermando y muriendo, yo fui el ultimo de todos...

-Mi tripulación, integrada por cinco valientes y grandes hombres de mar murieron unos de desnutrición, otro por accidente y otros de enfermedades respiratorias, a mi me mato la soledad... ellos fueron mis mejores amigos... se quejo.


-“Si cada uno de ellos volviera a nacer”...

- “Volvería a convocarlos con mucho placer y retornaría al océano y con mis manos en el timón, velas desplegadas largaría a la mar a navegar”, comentó melancólico y triste.


Su figura era la de un verdadero lobo de mar, con su gorra y su uniforme blancos intactos, su pipa y su barba rasurada completaban su rostro sereno y de vista fuerte, su mirada descubría que en el habitaba un hombre producto del trabajo arduo en las cubiertas de un sin fin de navíos, de las duras horas en la academia naval Argentina de guerra, de su esposa y de su hijo, y de la vida que un día perdió, por salvar otras vidas, pero también había soledad en su mirada.


- “El capitán se hunde con su barco reza el adagio”... si lastima que nos nos hundimos en una guerra rescatando las Malvinas, por que así si hubiese cumplido la premisa recitada, yo hubiese tenido un funeral de honores militares, 21 cañonazos en mi nombre, fama, gloria, bustos, estatuas, que se yo...


-Pero no... Nos abandonaron en el olvido. Se nos congelaron los dedos de los pies y manos. También las orejas se nos cayeron del frío, y así sobrevivimos, comiendo de lo que hubiera, diez largos y malditos años.


-Mientras en mi casa los cínicos militares informaban a mi mujer que yo era un héroe y que había desaparecido en el antártico, se inventaron cuatro puestos más en mi evaporada expedición...


-Por eso dijeron que eran diez marinos desaparecidos para así los Generales de mayor puesto se repartieran las ganancias económicas de los jugosos seguros cobrados de la nomina fantasma de mi martirizada tripulación...


-Así trabaja el sistema, la guerra es la pudrición de los hombres en el poder, pero es más negocio para los malditos y esbirros mercenarios de guantes y gorros blancos...

- Como el suyo... le dije entre un seco y sigiloso susurró mezclado con pánico, sin percibirlo había hablado.


-Si... Como el mío... Respondió el oficial, mientras me miraba fijo a los ojos.

-No he hablado en 20 años con nadie...

-¿Y tu... Como te llamas grumete?, me interrogo el capitán Betanco.

-Manuel... Le dije.

-¡Ha! como mi primo exclamo mi interlocutor espectral.

-La vida es tan corta amigo mío...

-Yo tenia todo un mundo por delante, océanos que navegar, una hermosa familia, un hogar...

-Pero la corrupción me robo todo lo que logre a puro esfuerzo y trabajó. No fue justo el que nos abandonaran aquí, en el polo. Aquí descubrí que el sol de la bandera de mi país, nunca alumbra igual para todos, de eso estoy seguro... me explicó.


-¿Y tu como apareciste aquí?, pregunto mientras sus pupilas afinaban y estudiaban cada uno de mis detalles, mis vestimentas térmicas, mis lentes, mi casco contra frío, mis botas y mi moderna mochila...

-Bueno soy periodista y algunos periodistas nos gustan las cosas diferentes, quise conocer de cerca el polo sur pero me perdí y ahora lucho por regresa a mi casa, en El Salvador...

-¿Salvador de Jujuy me dijo sorprendido?.

-¡No! la republica de El Salvador, en la América Central... refute un poco incomodo.

-Ha si... ese país pequeño...

-Si si... lo recuerdo, en las clases de cartografía nos hacían buscar El Salvador. !Y vaya tarea¡, muchos no sabíamos ni siquiera que existía esa nación. Como me costo localizarlo, como olvidarlo, la vida es así: lo que odias te cuesta aprenderlo y lo que amas te cuesta la vida. Su monologo se alargó.


-Yo nací en el poli colorido pueblo de Catamarca y sus mil distintos tonos de verdes en el norte de mi país, fronterizo con Chile y cerca de la cobriza Bolivia...

-Para ese entonces no existían las fronteras, todos éramos hermanos de cordillera, el cóndor nos unía bajo su vuelo...


Haciendo un alto, prosigue con melancolía.

-Mi afición por lo barcos la descubrí en los grandes mantos salares cercanos a mi ciudad natal, fue el olor y sabor a la sal los que me unieron a esta profesión, al cruzar los océanos en mi nave me sentía en casa.


-Fue duro separarme de mi familia, cuando murió mi padre, mi madre pasaba horas enteras en el balcón de su ventana esperando el agotado regreso de mi trabajador padre, la soledad la confundía día y noche...

-Hasta que una noche estrellada, como un bello lucero que se desprendió del firmamento se unió a él y al fin pudo estar cerca de su amado... yo los extrañe tanto... Y con un triste “y aun es así”... culmino su narración.

Después de un largo silencio prolongó su monologo.


-En mi tripulación halle la familia que buscaba.


-Mario mi primer oficial murió siendo un joven valiente, lastima que era muy solitario de lo contrario pudo haber sido más feliz.


-Arturo el amigable y siempre enérgico se congelo una noche de tormenta...

-Juan de Dios nunca conoció a su hijo...


-Manolo “El negro”, mi cocinero aprendió a preparar desde gaviotas hasta erizos de mar, su compromiso termino cuando se acabo el alimento y las provisiones, en busca de comida un día salió y no regreso, una mañana soleada lo encontramos congelado a pocos metros del barco.

-Y Edgar a quien apodábamos “malaria” fue el ultimo de mis marineros, murió un año después que el cocinero.


-A todos di cristiana sepultura entre la nieve, no hubo que cavar las tumbas en el hielo polar porque este se revuelve constantemente.


-Hoy nuestro cementerio esta allí y el lugar donde deposite sus cuerpos ahora es una enorme atalaya, solo falta uno... ese soy yo.

-Todos ha excepción mía fueron enterrados aquí, y ya que a mi nadie me enterró, como a los demás, estoy cautivo en este lugar, es por eso que yo permanezco aquí, maldito en mi barco...

-Es mi deuda con mis amigos por permitirles morir en la ultima misión...

-Todos fueron enterrados con los honores militares y los servicios cristianos, por mi nadie rezo ni un padre nuestro o un Ave María...

-Y porque mis restos aun están aquí, es por ello que no puedo abandonar he irme de este sitio... Acoto el fantasma del Capitán Betanco

Estudiando el momento le dije.


-Capitán... con su permiso le voy hablar, mi situación es difícil aquí, solo hay una salida y es el esfuerzo, pido me disculpe solicitarle a usted el uso de este kayak para tratar de llegar a la base científica, le implore.

Un fuerte grito me respondió.


-!Mi barco aunque destruido es mi barco... Y que gano yo de esta solicitud¡...

-Le ofrezco un trato capitán Betanco... respondí de inmediato.

-Ayúdenos... En fin si fracasamos nosotros, también fracasara usted...

-Si usted me permite utilizar la embarcación yo le daré cristiana sepultura a su cuerpo y así poder liberarlo de su confinamiento en esta prisión de hielo, llevar sus restos a tierra firme es ahora nuestra misión.


-¡Acepto! me dijo el espíritu de aquel honorable hombre de mar.

-Por hoy voy a mis aposentos me preparare para mi viaje de regreso.

-Gracias amigo.

Y yendo con la distinguida elegancia militar dio media vuelta y se alejo a grandes pasos hacia el destruido puente de mando.


Cedric y Pingui poco a poco volvían en si, no obstante misteriosamente Cedric no se había perdido ningún detalle de mi platica con el fantasma del capitán , así que manos a la obra iniciamos la búsqueda de sus restos mortales. seguí afanosamente la dirección por donde desapareció el espíritu del capitán Betanco.


Y entre pasillos de hielo, hierros retorcidos, oscuridad y humedad logre penetrar al cuarto central de comando, encendí mi lámpara y comencé a explorar la sala mayor. el hielo apretujaba el puente del buque durante veinte años desde la muerte del capitán hasta el día que yo merodeaba su destartalada cabina el hielo había ido devorando centímetro a centímetro el atascado casco del SS Gloria. La lamparilla ilumino mi camino entre cable rotos y filosos metales que entorpecían mi maniobra de rescate, como pude me las arregle para llegar al puesto central.


Y allí estaba sentado. En su puesto de trabajo, los restos del capitán Betanco siempre al mando, jamás abandono su sitio ni a sus compañeros, más que un héroe era un hombre con valores humanos. El hielo habían momificado su figura, pude apreciar su silueta ligeramente inclinada hacia el frente con su kepí blanco aun puesto y sus ojos cerrados, sus manos estaban juntas como orando.


Su busto y demás restos se confundían en un amasijo de trapos blancos y lazos dorados, medallas y cuadritos de colores azules, verdes, rojos y amarillos en el pecho, me hicieron suponer que el capitán en espera de su fallecimiento se atavió con lo que fue en el pasado el uniforme de gala de la real fuerza armada Argentina.


-Muy bien capitán es hora de regresar a casa...


Acto seguido comencé a introducir cuidadosamente los restos del capitán a un saco de dormir que amablemente Cedric cedió para la ocasión, no me costo mucho la operación, al final cuando regresaba en retroceso hacia la salida de lo quedaba del cuarto de mando en el puente principal una voz que denoto una tranquilidad serena me dijo... - Gracias...


Salimos del buque hacia tierra firme, con ayuda de Cedric y Pingui que entendía mas que nosotros la situación, colocamos el cuerpo del capitán Franklin Betanco en la base de la montaña de nieve perpetua, en una fosa cavada con palas y picos que encontramos en la bodega principal del buque. Un padre nuestro en francés guiado por Cedric cerro la ceremonia sencilla pero significativa, ahora el capitán Betanco podría reunirse con sus padres, con su tripulación y volver a navegar, ahora por los cielos y las nubes.


-¡Hasta la vista capitán Betanco protéjanos y ayúdenos en nuestro camino!...

Grite en voz alta, volvimos al barco; sacamos y asoleamos el kayak , dos palas o remos de acero inoxidable que aún se mantenían en buen estado, un par de piolet y una lona en buenas condiciones. Abordamos el kayak y partimos.


-Si caes del bote no debes tragar agua me dijo Cedric quien metódicamente guiaba la frágil embarcación.


Pingui se había convertido en el timonel de la embarcación con su cola en el agua dirigía a su antojo el kayak entre el agua cristalina y los bordes afilados del hielo acumulado a las orillas, yo ocupaba la primera plaza.


Pasaron los minutos y rápidamente avanzábamos entre bloques de hielos o iceberg, por momentos el agua helada entraba al bote burlando la falda de protección que aislaba mi cuerpo del kayak. Pero el ejercicio me hizo entrar en calor, la confianza que Cedric me imprimió daba buenos resultados.


-Ha este ritmo llegares pronto dijo Pingui, mientras le respondía.

-"Llegaremos antes de la cena”.


Había optimismo en la tripulación de nuestro kayak, hubo risas en medio de la alegría que nos ocasionaba el viaje. pero no estábamos solos, los colores llamativos, y la cola de Pingui en el agua, mas el ruido que producíamos no pasaron inadvertido por los grandes depredadores de la zona.


Llegamos a una zona de agua tranquila, un remanso en la corriente glaciar que correteábamos con el kayak, justo al momento que Pingui dijo.


-¡Huy! que helada esta el agua...


De forma circunstancial saco su cola del frío manto de agua cuando un gigantesco torbellino semejante a una tromba de agua golpeo la diminuta embarcación y lanzo al agua al pequeño Pingui, Cedric y yo nos aferramos ante el tremendo oleaje que formo esta repentina sorpresa. era un ejercito de orcas, la ballena asesina el terror de los pingüinos, estaban hambrientas y tenían detectado en nosotros un delicioso bocado, Pigui seria el entre mes del agasajo.


-¡Rema fuerte hacia la orilla!...


Me grito Cedric al tiempo que yo instintivamente me esforzaba por paletear lo mejor y mas rápido posible en dirección a la orilla más cercana.


En el más desesperante de los segundo sentimos un tremendo golpe debajo de nuestro viejo kayak, la fuerza del impacto nos elevo por los cielos cayendo directamente a las heladas aguas, a pocos metros de la orilla que significaba la salvación. ¡Las mochilas!... Dije en mis adentros. Las vi flotar corriente abajo, en ella viajaban los alimentos y todo lo que teníamos para enfrentar a la madre naturaleza.


- “No debes tragar agua recordé”.. al tiempo que comencé a nadar hacia la orilla.


Me alivie al ver a Cedric poner pies en tierra firme antes que yo, en esos vi la terrible figura oscura del monstruo capaz de devorar a una ballena entera abalanzarse hacia mi, un pánico interno me invadió al tiempo que razone...


-Yo en su elemento, llevo todas las de perder...


Seguí nadando con el único consuelo que de ser devorado por el animal habría luchado hasta el final...


-Oye tiburoncito... Escuche en el fondo.


-No te gustaría más un pingüinito tierno y grasoso que esa horrible bolsa de lona, telas y plásticos, aquí estoy...


Era Pigui que desafiaba a las 3 orcas que me perseguían, atrayendo su atención los gigantescos cetáceos abandonaron mi persecución y se enfocaron directamente en el mejor de sus banquetes, pingüino fresco.


Pingui se lanzo al agua los tres monstruos le siguieron, yo termine de llegar a la orilla y fui auxiliado rápidamente por Cedric que me dijo, ya recupere las mochilas pero ¡falta Pingui!. En eso un chorro de agua encabezado por Pingui surcando los cielos, era el quien volaba, quien dice que los pingüinos no vuelan, Pingui era perseguido por las tarrascadas de las tres orcas que no atinaban a pescar al pequeño animalito entre sus afilados colmillos, Pingui con un perfecto clavado ingresaba al agua de nuevo, los segundos pasaba lentamente, la figura de nuestro guía no asomaba en ningún lado.


Un nuevo torrente de agua se levanto unos metros a nuestra derecha, era Pingui que abandonaba el elemento liquido y corría sobre el hielo precipitadamente hacia nosotros.


-Corran... corran hacia tierra firme...


La más grandes de las orcas salto sobre la dura superficie, fuera del agua comenzó a aletear, sin perder el impulso adquirido en el agua, el animal deslizándose se acercaba peligrosamente a Pingui, quien en un torpe y lento andar cedía preciosos metros ante la velocidad con que la orca y su instinto sanguinario se acercaba a nuestro amigo.


Peligrosamente Pingui estaba en ventura de caer en las fauces del formidable cetáceo cuando de pronto un Zazzz.... partió el ambiente de la escena, un monumental bloque de hielo golpeo la parte delantera de la nariz de la orca que detuvo la marcha casi triunfal del más feroz de los mamíferos acuáticos, este contra tiempo permitió a Pingui ganar terreno y ponerse a salvo , pues el tremendo “Tetuntazo” había detenido por completo a la orca que no comprendía entre su vana gloria de tirano natural, puesto que no tiene enemigos naturales, con quien lidiar, con orgullo descubrí que su ataque había sido repelido por la valentía del joven francés.


Un segundo proyectil que se incrusto en un ojo y acabo por desbaratar el embate de la orca asesina, era Cedric que ante el ultimo recurso ocupa la mas antiguas de las estrategias infantiles de ataque que todo infante francés descubre y disfruta en sus años de menoría, las guerras con bolas de nieve.


-¡Maldito monstruo!...


Grito Cedric mientras descargaba un tercer misil hacia la parte frontal del ya vencido cetáceo , aceptando su derrota, la orca contorsionando su cuerpo y regreso al agua, vencida y hambrienta.


-Gracias amigo le dijo Pingui recuperándose del ajetreo, te perdono la patada, y se reincorporo nuevamente a nuestra empresa.


Meditando la ultima de los incidentes, di cuenta del valor de nuestro guía, de su valía al exponer el propio pellejo por salvarme a mi de una muerte segura, estaba en deuda con Pingui, al menos Cedric le salvo la vida y estaba a mano, yo le debía mas que la vida.


-!O no!!!... dijo Pingui

- Creo que no todo ha sido de suerte para nosotros hoy...


Ya que debido al ataque de las orcas y al volcar de nuestro kayak, quedamos en la orilla opuesta a la base científica, eso alargara mas el viaje, la noche se acerca y por lo que veo aunque no hay signos de tormenta debemos sobrevivir una vez mas a la desguarnecido, mojados y faltos alimentos, la cocina fue abandonada en la zona de los pingüinos junto a otros artículos innecesarios que dejamos en forma de flecha para dejar un rastro palpable de nuestra ruta si éramos aun buscados.


Recogimos las mochilas y los artículos rescatados del SS Gloria, y retomamos el camino, si lográramos cruzar el rió hacia la otra orilla podríamos llegar hoy mismo a la base pensé en mis adentros como buscando la forma mas factible para llegar a nuestro destino, pensaba en algo en todo momento.


No fueron mucho minutos los que pasaron, al cruzar un gigantesco bloque de nieve, Pingui nos dijo.


-Bien aquí esta la laguna de cristal...


Ante nuestro ojos emergió un fuerte reflejo de luz que nos cegó por completo, al disiparse la luz cegadora la vi ... allí estaba la laguna de cristal bella y apacible.

Pingui indicó.


-La base esta en la margen oriental no muy lejos de aquí, pero a pie, nos congelaremos en la noche...


-Hay que pensar en algo rápidamente, pero debe ser por la superficie, en el agua volveremos a se carnada para las orcas hambrientas, señaló Cedric...


Bordearemos la laguna tal vez en el camino encontremos la estrategia correcta, les explique. acto seguido continuamos nuestro torpe andar entre el hielo y peligrosos desniveles.


-Es hora de cenar aun tenemos cinco horas de luz, comamos y descansemos algunos minutos.


-La ultima jornada será pesada...

-Hagamos un juramento, jurémonos lealtad que el más fuerte de los dos que sobreviva le cuente al mundo la cuota de sacrifico y amistad que hubo en el más desencantador de los paseos de nuestras vida... dije.

-Lo juro dijo Cedric...

-Lo juro dije yo...

-Lo juro dijo Pingui...


Aunque este juramento no le incluía pues tendría que regresar a su casa y eso era fácil para el. Nos acomodamos en la nieve virgen y cenamos, aunque sin apetito tuve que alimentarme, de mis fuerza dependía si moriría en el camino o llegaría a mi destino.


Al final del pobre banquete pesadamente me deje caer confiado en la suave textura de la nieve para dormitar un rato, mi cabeza protegida y recubierta por el casco contra hielo, dos gorros tipo navarone y mi capa del ropaje térmico dio un fuerte golpe con algo que se escondía traicioneramente entre la blanda nieve...


-Upsss... Que hay aquí abajo... dije sobresaltado.


Al tiempo que masajeaba la parte afectada por el golpe en mi cabeza, introduje la mano cuidadosamente entre la nieve y mi débil he insensible miembro auxiliado con guantes palpo y descubrió lo que allí había.


Era como una estructura de latón, comenzamos a desenterrar el hallazgo, las ansias consumían mi deseo de conocer lo que parecía una mezcla de metales y madera.


-Es un trineo dijo Cedric, esta intacto aunque envejecido por el accionar del frío.


Tras un breve esfuerzo logramos sacarlo completamente a la superficie y vimos en su estructura una desteñida bandera de Inglaterra y una fecha que nos dejo perplejos, “SS Nova Terra, England 1911”...


-¡Sus trabajos fueron eternos, ni el tiempo pudo contra ellos!... Exclame, mientras observaba una par de cacerolas al interior del trineo que estaba vació.

-¡Aquí hay otro!... Grito Pingui con algarabía.

Otro trineo en peores condiciones estaba a pocos metros del primero.

-Los abandonaron... replico Cedric.

-No hay nada al su interior, ni vestigios de muerte alguna, no hay lazos, quizás fueron abandonados al fallar la expedición inglesa comandada por Robert Falcon Scott que se lanzo a conquistar cinco meses después del descubrimiento del polo sur el centro de las tierras antárticas por los noruegos el 11 de diciembre de 1911; les revele haciendo gala de mi memoria histórica sobre las aventuras-conquistas realizadas a inicios del siglo pasado.


La necesidad es la madre de los grandes inventos, entre el acertijo de los dos trineos, el camino y lo que poseíamos para completar el ultimo y mas difícil de los trayectos surgió la idea, valorando la capa de hielo de la laguna de cristal, me asegure que esta fuera lo suficientemente fuerte para soportar aunque sea brevemente un peso considerable, de un trineo modificado. Cedric entendió mi idea.

Les explique...


-Armaremos un trineo triple tipo bodsleith o snowcard, con los rieles o esquíes volteados a forma de cuchilla como los patines de hielo.

-Eliminaremos todo tipo de extra peso y con la ayuda de un mástil las lonas y las correas de nylon sintético extraídas del SS Gloria.

-Construiríamos una nave experimental a vela.


Considerando mi instrucción en la náutica y el conocimiento de la vela en los botes Optimus y Lencas del lago de Ilopango en El Salvador, me daban una noción clara de la idea. Suponía que la teoría y la conducción eran parecidas en una superficie lisa con un roce casi aislado del capricho de la gravedad como el hielo de la laguna de cristal.


Trabajando contra el reloj y con viejas herramientas en pocos minutos nuestra idea cobro forma, el mástil fue clavado entre el piso resistente del trineo, la mitad de la cubierta original que aun se mantenía en la nave también fortalecía la fijación del mástil construido con los sobrantes y la madera fina del segundo trineo y afianzado con los lazos sintéticos, los flexibles esquíes recortados y armados a manera de vela romana proporcionaría el empuje del trineo-ski y nuestras esperanzas de vida.


-Nuca vi nada parecido me dijo Pingui sorprendido por nuestro trabajo casi finalizado.

-Hay que armar la vela ven a sujetar la lona recortada aquí...

-Yo estiro con mis brazos el otro lado y hago pasar cuerda por un costado y formar el triangulo de la vela, así tendremos controlado el timón y la dirección de la nave, un segundo timón lo adaptaremos atrás, será el ultimo pedazo de esquié forjado a manera de kia par poder penetrar y dirigir a voluntad la cola del trineo – ski...


Realice la maniobra rápidamente de encordelar mi aparejo al interior de la nave, con la colaboración y coordinación milimétrica de todos. prácticamente el trineo ski estaba ensamblado.


-Estamos listo grite.

-Hay que tener cuidado por el poste o paral horizontal de la vela este cambiara de lado según sople la dirección del viento.

-Es un movimiento arriesgado si no estas atento a la maniobra de cambio de peso que consiste en pasar rápidamente bajo el mástil horizontal mientras este cambia súbitamente de lado podría golpearte y enviarte al hielo.

-Hay un poco de viento, intentémoslo.

-¡Todos abordo!.

Grite mientras recogía las cuerdas que tensarían las velas y así obtener el empuje deseado, desalentados por los primeros intentos de tratar de introducir el trineo - ski a la congelada imagen de la laguna nos decepciono, nadie quería ser el primero por temor a fracasar y recibir un mortal baño helado con el agregado de las corrientes de los ríos internos bajo la capa de hielo de la laguna.

-Debo de lograrlo y alentar a mis amigos.

-Cedric no voy a arriesgarlos en mi loca idea, hagamos una prueba, dame un empujón lo suficientemente fuerte para que yo despliegue la vela y trate de probar nuestro invento.

-Creo que servirá”...

-Muy bien me dijo.

-Y no olvides el juramento.

-Jamás le dije...

Acomodándome al interior del trineo-ski, di la señal a Cedric de emprender el ensayo.

-¡Vamos ya!!! Grite.


Mientras recogía con fuerza las ligas sintéticas del timón de vela, poco a poco la pesada nave comenzó a moverse de forma como mágica, la nave se movía suavemente y silenciosamente hacia el centro de la laguna de cristal.


Yo en lo personal me alegre mucho de cómo marchaba el experimento, pero una ráfaga de viento casi ocasiona invertir mi nave, cambiando de lado y ejerciendo el contra peso respectivo logre estabilizar el trineo ski.


-Esa curva estuvo cerca! Me dijo Pingui quien se había colado como polizonte en mi invento, pero creo que un poco de practica y suerte logremos manejarla... me dijo optimista, yo estaba satisfecho de los resultados del experimento.


Cedric festejaba desde la orilla y hacia señalaba con sus manos la dirección del viento, muy bien funciona de maravilla dije, di gracias al capitán alemán Thor Tortens por haber trasmitido sus conocimientos del mundo de la vela.


Atracamos, rápidamente giramos y pusimos a punto la nave para seguir en la expedición, Pigui viajaría en la punta, Cedric al centro y daría mas fijación al mástil, yo en la parte posterior conduciría la dirección y la aceleración del trineo-ski , la maniobra de aceleración inicial debería ser complementada por ambos, Cedric en el costado izquierdo yo por el derecho impulsaríamos al unísono el pesado trineo ski, y así fue.


-Uno...dos... tres! vamos, con todo dije...


El trineo ski comenzó a moverse.


-¡Sube tu primero!... le grite a Cedric tu puesto es mas incomodo que el mío ¡vamos!.

Con un salto ágil y felino Cedric se introdujo en un santiamén al interior de la trivial nave, voy arriba, un ultimo empujón y un salto con el ultimo aliento me introdujeron en el trineo ski, caí con un tremendo y sonoro golpe en la parte trasera del artefacto que ya aceleraba peligrosamente , tome posición de mi rincón y ceñí con mis manos enguantadas los lazos de la vela que era el acelerador en la mano derecha y el timón de cola con la izquierda, con ambas manos gobernaba el trineo-ski.


Entre gritos de ¡hurra!... ¡Yea! El trineo ski empezó a moverse como un bólido silencioso sobre el hielo de la laguna de cristal, el monótono viaje solo era interrumpido por momentos por el sonido gutural de la vela y el viento.


-Lo bautizaremos “El TS Gloria de Nova Terra 1912”, en honor a los materiales utilizados provenientes de las dos naves, el SS Gloria y el SS Nova Terra. Les propuse...

-Sigue hasta el horizonte en dirección al sol me grito Pingui mientras disfrutaba de la brisa y el paseo en la popa del mini catamarán.


Cedric también disfrutaba del momento pero en silencio se le veía radiante, me impresionaba la capacidad de recuperación del francés, por mi parte en mi interior yo sentía morir, algo dentro de mi no andaba bien.


-Falta poco me dijo Pingui, es justamente atrás de los cerros aquellos del fondo, allí esta la bahía de Joinville, el sitio de la base científica Argentina – italiana, que era nuestra salvación.


El viento arrecio y la nave acelero su andar, si hay un cambio drástico a esta velocidad del viento podríamos volcar les grite, mientras me aferraba con mis pies a la base del trineo ski que se desempeñaba y daba el todo por el todo, gracias al gran creador el viento fue parejo durante mas de tres horas de viaje, mis manos castigadas por el sacrificio de timonear el improvisado mando sangraban,


-Ya era ahora mi cuota; recapacite, por fin he dado algo a mi desventura y a mis amigos, reflexionaba mientras guiaba a mi voluntad el trineo ski, la sensación de seguridad era inmensa jamás me había sentido tan seguro de algo.


Pero el destino estaba señalado con sangre, sudor y lagrimas, la luz solar nos abandonaba peligrosamente, solo el instinto de Pingui podría guiarnos es ese momento.


-No hay tiempo que perder grito Pingui alentándonos ante el fracaso de nuestra empresa.


Ya adentrada la noche vimos a la lejanía las luces de la base, un foco rojo y uno verde giraban caprichosamente entre la intemperie, la luz o guía de navegación aérea por instrumentos centelleaba entre la oscuridad ya adentrada de la noche, no lo lograremos ya no hay alimento, ni pescado fresco que había sido la dieta que Pingui compartía con nosotros sus presas que cocinábamos y ya ahumado lo comíamos. Según los recursos, al acabarse el gas de la cocina comenzamos la dieta de pescado crudo y erizos de mar.


Un viento que anuncio tormenta para mala suerte nuestra nos lanzo hacia las costas de la península antártica, la velocidad de la nave nos acercaba peligrosamente hacia la orilla, cedió al aflojar las riendas de la vela y esta al perder la sustentación de la fuerza del viento se aflojo desacelerando inmediatamente el trineo ski, la nave había funcionado de maravillas, llegamos a la orilla suavemente, el trineo ski se comenzó a hundir peligrosamente en el hielo quebrado, Pingui de un brinco fue el primer en tocar tierra firme, desembarcamos el poco equipaje que aun poseía en mi mochila, al momento que el trineo ski se perdía en el fondo de la ensenada.


-La noche y la tormenta nos mataran me dije.

-No... Aun hay esperanzas me dijo Pingui quien se esmeraba afanosamente por encontrar un camino entre la espesura de la nieve, vamos por aquí... nos mando Pingui he iniciamos la parte más difícil de la contingencia.

-Valió la pena el esfuerzo... Me dijo Cedric como resignado a la muerte.

-Que lata, esto me recuerda el pasaje bíblico cuando el señor castigo a Moisés y solo permitió ver de lejos la tierra prometida.

-Así me sentí, tras 24 horas de esfuerzo y sacrificio, le respondí.

-Vamos estamos cerca... Me grito Pingui.

Sus palabras de aliento ya no me ayudaban en nada, las fuerzas me abandonaban estaba convencido que hasta allí llegaría la historia de mi vida, ojala Cedric pudiera llegar a la base y contar lo sucedido, seria un desperdicio no contar lo acaecido, me lamentaba en silencio.


La tormenta comenzó a lastimarnos mientras seguíamos nuestro calvario, la nieve y el frío penetraban peligrosamente las fibras de mi traje, el frío comenzaba a hacer mella en mi, Cedric seguía firme su fuerza era aun viril, yo moría a cada paso que daba, mis piernas ya no respondían, mis manos sangradas debilitaban mi cuerpo conforme el preciado liquido escapaba de mi.

Entre fuertes ráfagas de vientos y nieve, con el rostro congelado me acomode en la nieve y grite...

-¡No puedo más!... y le dije a Cedric.

-Lo siento amigo, cumple el juramento y sálvate tu solo, le implore.

-No... No te abandonare...

-Ni yo... Dijo Pingui...

-!Cumplan el juramento!... Les insistí a gritos.

-No... No te dejaremos...

-Al diablo el juramento... Grito Cedric entre el sonido ensordecedor de la tormenta.

-No moriremos hoy de eso estoy seguro. Me dijo Cedric.


Dándome ánimos mientras frotaba mi cuerpo con sus manos para darme el calor de la vida, mis pies y manos estaban completamente congelados.

Perdiendo la ultima batalla mi mente ya se había entregado, poco a poco mi vista se fue nublando, solo los gritos de Cedric al fondo de mi silencio dándome ánimos retumbaron mientras sentía que caía en un abismo como un vertiginoso y oscuro calidoscopio, al tiempo que repetía.


-La nieve esta tibia... la nieve esta tibia...


La nevada comenzó a acumularse sobre nosotros, Cedric y Pingui me abrazaban dándome calor, pero la naturaleza es severa e inmisericorde, lo noche nos envolvió en su manto de un negro satín, entre ráfagas de viento, nieve y hielo DIOS me apago la luz. En mi silencio me pareció oír la voz del capitán Betanco gritarme.


-!No te rindas grumete que la vida es larga!.

También recuerdo haber percibido el rostro de mi madre esperándome en el balcón de la casa rodeada de flores y pájaros, de mis orquídeas, de mi colección de chiles y pimientos, al final de las escenas escuche la voz de Pingui decir.

-Iré por ayuda...


A la mañana siguiente tres siluetas humanas se acercaban a la zona circúndate a la base.

-!Que extraño¡... este montículo no estaba ayer aquí, dijo una científica Italiana a sus compañeros.

De pronto los gritos de los tres se hicieron escuchar.

-¡Aquí hay algo!...

-¡Si... aquí hay algo!...

-Si parecen que son los cuerpos de los dos exploradores extraviados... que lastima...

-Estaban apenas a 200 metros de los censores de la base exclamo el científico argentino que realizo el descubrimiento mientras retiraba la escarcha de los cuerpos inertes.

En ese instante las manos de Cedric comenzaron a moverse y yo abrí los ojos.

-¡Dios mío están vivos!...

El Grito de auxilio retumbo en los radios del equipo de investigadores científicos que misteriosamente había dado con el paradero de nuestros cuerpos semí congelados en esa bastedad, era como encontrar una aguja en un pajar, en otras palabras nuestro hallazgo era un verdadero milagro.

- !Llamen a los equipos de rescate!!!...

Fue el ultimo eco que escuche, mientras la científico italiana me envolvía con una frazada caliente al tiempo que de decía en una hermoso tono veneciano.

-Tuto vene... tuto vene...

-Mira que curioso... le dijo un erudito argentino al otro compatriota de la base científica.

-Haya esta el pequeño y juguetón pingüino que rasgo tu traje y nos guió hasta aquí, entre saltos, chillidos y ademanes...

-Era obvio que quería decirnos algo, si no fuera científico y no pusiera en tela de duda mi sanidad mental y mi profesión podría decir que la actitud de ese animalito era casi humana...

-Si yo también así lo pienso, había algo especial en el cuando nos llego a visitar de improviso... no fue mera casualidad...

-El animalito les salvo la vida, apunto el segundo intelectual.


Un enorme helicóptero rojo aterrizo en la base a las pocas horas de nuestra regreso a la vida, Cedric y yo permanecíamos en unas cámaras de calor que volvían gradualmente la temperatura corporal sin ocasionar dolor y daños por el rápido des congelamiento, del aparato que era una ambulancia aérea descendió personal especializado que rápidamente nos traslado en camillas térmicas hasta el interior del helicóptero, iba sedado y bajo los efectos de los medicamentos y analgésico administrados en la base científica debido a mi alta fiebre producto de una infección pulmonar.


Como pude entre las sondas y los catéter por la empañada ventanilla logre ver la silueta de Pingui sobre un montículo de nieve en las proximidades de la base, se le veía sonriente y dando grandes saltos movía graciosamente sus alas, como en señal de despedida yo como pude saque mi lastimada mano de la bolsa térmica y grite-


-¡Adiós amigo!...!adiós jamás te olvidare!...

-¡Gracias por salvarnos la vida!...

-No hay de que.. escuche en el estrecho pasillo de mi mente, era el y su original manera telepática de comunicarse.

Cuando una enfermera de traje rojo introdujo mi mano al interior de la bolsa térmica, al tiempo que decía en francés.

- “Esta alucinado no hay nadie a quien saludar allí”...

-Han de ser los medicamentos, dijo la otra paramédico.


La libélula metálica inicio el ensordecedor despegue, el destino Ushuaia la ciudad Argentina mas austral del continente sudamericano, yo nunca retire la vista de Pingui. Quien mantuvo su saludo todo el tiempo, Cedric dormido volvía conmigo a casa, la misión y el suplicio habían terminado.


Dos meses después despedía en la terminal aérea de Comalapa a Cedric quien lucia pantalones jeans, camisa y chumpa negras, su cabello rapado y sus lentes oscuros escondían las cicatrices aun frescas producto del sol austral.


-Gracias Manuel, muchas gracias por cuidar de mi cuando enferme dijo en su acento francés...

-No las gracias te las debo a ti, por no ser un hombre de palabra y haber faltado al juramento, respondí con lagrimas en los ojos.

-Nooo!... Tu valías más que un juramento, nunca hubiese podido vivir en paz si tu no regresabas conmigo a tu país... agrego Cedric a su comentario.

-Hasta luego Manuel ciao... te espero en Grenoble...


Su elegante figura se dirigió hacia el fondo del pasillo, y su andar semejante al caminar del capitán Betanco me regreso por breves segundos al frío del SS Gloria.


Apoyado en un bastón lentamente superaba algunas de las graves secuelas de mi viaje al polo sur, abordé mi coche y abandone el aeropuerto de El Salvador en Comalapa, eran las 6 PM de una tarde lluviosa y gris de invierno, escuchando en la radio “Ordinary World” del grupo ingles “Duran Duran” sobre la autopista a la ciudad capital de San Salvador, contemplando hacia el occidente; vi entre el medio de una nube negra de tormenta tropical un diminuto rayo de luz que sobre salió de la espesa oscuridad de la borrasca, entre las montañas del cerro “El chulo” al sur de la capital.


¡Era exactamente! el mismo rayo de luz que me lleno de esperanza en aquel averno blanco antes de conocer a Pingui, la nostalgia y el recuerdo como una película de las escenas vividas me emocionaron y comencé a llorar, detuve mi automotor en la calzada a la orilla de la autopista, me baje y me hinque, por primera vez en mi vida agradecí al todo poderoso por la oportunidad que me daba de seguir viviendo y poder decir, que a pesar de todo lo malo que pueda suceder... Siempre tendremos el ocaso...”.


II parte

El pingüino será el portador de un mensaje horrible (letra de la canción ecológica).y busco a Manuel para dárselo, al final no lo dio el mensaje personalmente pero Pigui y su ejemplo de valentía son suficientes claros para decirnos que las cosas no andan bien en nuestro mundo.


La muerte repentina de cientos de tortugas y otras especies marinas, la llegada a nuestras costas de leones marinos son solo emisarios o pequeños correos o señales que lamentablemente no queremos leer y mucho menos atender.